Los
alemanes dieron el grito de alarma: la caligrafía que alimentó la poesía de
Rilke perece a mano de los ordenadores y los teléfonos inteligentes. Un estudio
que citaba el diario Bild afirmaba que “uno de cada tres adultos no ha escrito
nada a mano en los últimos seis meses”. A la pereza manual contribuye que un
79% de los hogares alemanes dispone de ordenador y que la venta de móviles ya
es una estadística imparable.
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