Antes de inscribirse en Avenues: The World School, una nueva
escuela privada en Nueva York, Isabelle Levent, alumna de sexto grado, tenía
poco interés en la tecnología. Escribía sus cuentos a mano o sobre una máquina
de escribir Olivetti que le regalaron cuando cumplió 9 años. Cuando su madre
compró un televisor de pantalla plana, lo consideró un desperdicio de dinero.
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