Dan Dennett (Boston, 1942) es un hombre pausado. Con barba blanca,
aspecto de catedrático entrañable y andares tranquilos, nadie esperaba cuando
subía los escalones hacía el escenario del TED que el muy respetado filósofo
estadounidense estaba a punto de soltar una andanada que resuena aún por los
pasillos del teatro construido por el arquitecto David Rockwell: “Internet se
vendrá abajo y cuando lo haga viviremos oleadas de pánico mundial. Nuestra
única posibilidad es sobrevivir a las primeras 48 horas. Para eso hemos de
construir —si se me permite la analogía— un bote salvavidas”.
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