Un espacio blanco y vacío, un hueco en el suelo en medio de
la céntrica plaza Bebel de Berlín. A través de un vidrio, quienes se asomen
verán los estantes de una biblioteca, en la que sin embargo no hay libros. Con
esta angustiante instalación, el israelí Micha Ullman recuerda la quema de la
cultura perpetrada hace 80 años por los nazis.
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