Es una epidemia. Siempre que el crítico Jacob Silverman se
asoma a las redes sociales se encuentra con una avalancha de retuits, +1, me
gusta... Tanto entusiasmo 2.0 le ha inspirado un alegato contra el buenrollismo
literario en el que pide a compañeros de profesión y lectores que recomienden
menos literatura y critiquen más (y mejor).
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