Lo
virtual está aquí. Pero lo físico no se ha ido. Para dominar ambos malabares se
requieren imaginación y osadía, sin descuidar la sensatez, prueba y error. En
eso andan las editoriales. Cada una explorando caminos. En el Encuentro de
Editores Europeos que se celebra estos días en la Casa del Lector, en Madrid,
se evidenciaron ayer distintas estrategias (y también sensibilidades) para
afrontar todos los cambios que implica la irrupción de lo digital. Del
desconcierto a la apertura de miras, las respuestas tienen toda la graduación
posible, pero los editores son conscientes, como recordó en la primera sesión
de debate Henryk Wozniakowski, presidente de ZNAK, la editorial más prestigiosa
de Polonia, de que ya no volverán a ser el faro cultural que fueron en tiempos
de Benjamin Franklin. Serán otra cosa.
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